
Avui un interessantíssim article de Miguel Peyró, doctor en Filologia, especialista en Antropologia Lingüística dels pobles mongols i autor de diverses publicacions acadèmiques sobre el mongol i les llengües altaiques d’Àsia Central. En Miguel és un pou de coneixements que transmet amb passió: “Como comportarse en el interior de una yurta mongol“, publicat en el seu bloc “Cultura de Mongolia“:
La yurta mongol se llama ger y posee ciertas características técnicas y simbólicas que la diferencian de las tiendas de otros pueblos nómadas de Eurasia. Interactuar con sus miembros se rige por determinados códigos sociales de “cortesía” que se exponen a continuación.
Llegada y entrada a la ger
Al llegar ante una ger la manera de anunciarnos es decir en voz alta:
Nokhoi khor!
[noχojχor]
Que significa en castellano: “¡Sujetad al perro!”. Es un equivalente a llamar a la puerta. Golpear con los nudillos en la puerta de madera de una ger sería extremadamente maleducado. Tradicionalmente los mongoles siempre tenían perros para proteger sus viviendas y el ganado. Hoy no es tan frecuente, pero la expresión se sigue utilizando como forma de hacer saber que un visitante ha llegado.
Cuando los miembros de la ger salgan a recibirnos, debemos saludar diciéndoles:
Sain baina uu?
[sajmbajnu]
Traducible por “buenos días” (literalmente: “¿estás bien?”) A lo que ellos responderán:
Sain, sain baina uu?
[sajn sajmbajnu]
“Buenos días” (literalmente: “bien ¿estás bien?”). El comportamiento no verbal que acompañará a estas expresiones dependerá del género. Entre hombres, los anfitriones tenderán la mano o abrazarán efusivamente al recién llegado. Al dar la mano, uno debe previamente quitarse cualquier guante. Entre mujeres, las anfitrionas tenderán la mano a la visitante o, más frecuentemente, sólo se intercambiarán saludos verbales. Entre hombres y mujeres no habrá contacto físico al saludarse.
Ante un grupo de personas, hemos de saludar primero a la persona de mayor edad y luego al resto.
Al entrar en la ger puede que haya una cortina o cobertura de fieltro tapando la puerta. Debe apartarse usando la mano derecha.
No se debe pisar el umbral de la puerta, ni quedarse parado en él. Las razones que se dan para ello son variadas, desde que puede suponer un oscurecimiento del sol para el próximo invierno hasta que es simbólicamente como pisar el cuello de la familia que vive en la ger.
Debemos entrar en la ger con el pie derecho y dirigirnos a la parte izquierda de la misma.
No es necesario que nos quitemos los zapatos al entrar en una ger (pero sí al entrar en un piso de la ciudad, especialmente en Ulan Bator). Pero debemos quitarnos cualquier abrigo o guantes.
Hemos de dejar fuera de la ger cualquier objeto que pueda considerarse un arma.
Comportamiento dentro de la ger
La ger mongol tiene la puerta orientada al sur.
En el centro de la ger hay dos columnas o pilares (bagana) que sostienen la estructura del techo. No debemos apoyarnos o pasar entre ellos. Mejor incluso si evitamos tocarlos.
El desplazamiento dentro de la ger debe seguir la dirección de las agujas del reloj, que es la dirección que marca el sol a través del círculo de luz que deja en el suelo el hueco central del techo (toono). Si queremos acceder a la parte más interior (la dirección norte), debemos hacerlo siempre por la zona izquierda (oeste) de la ger.
No debemos tomar fotos del interior de la ger, salvo que seamos invitados expresamente a hacerlo. Tampoco debemos tocar cosas sin permiso de sus moradores. Especialmente nunca tenemos que tocar los objetos e imágenes del altar (shüügee), que está situado al norte.
Al sentarnos debemos en lo posible no mostrar las plantas de los pies o las suelas de los zapatos a las otras personas. Así que no es educado sentarse con las piernas estiradas o cruzadas, ni mucho menos colocar los pies sobre algún mueble. Si no nos invitan a sentarnos sobre algún banco o taburete, deberemos hacerlo en el suelo con las piernas cruzadas, o sentarnos sobre nuestros talones.

No hemos de tocar las cabezas ni los sombreros de los demás, incluidos los niños. Tampoco agarrarlos por los hombros. Todo ello les quitaría su buena suerte. Tampoco debemos tocar el respaldo de la silla en la que alguien esté sentado.
No tenemos que dejar nuestras gorras o sombreros en el suelo, ni dejarlos boca arriba en ningún lugar. Los sombreros no se intercambian, y si por alguna razón debe hacerse, los mongoles escupen ligeramente dentro antes de ponérselos, para evitar que los malos espíritus de las otras personas que puedan estar alojados en esos sombreros pasen a ellos.
Si al andar por la ger tocamos con nuestros pies o pisamos inadvertidamente a otra persona, debemos inmediatamente darle la mano. Lo mismo sucede en general en cualquier otro lugar, en el exterior de la vivienda o en las calles de las ciudades.
Las personas mayores son siempre las que merecen más respeto. Hay que evitar cruzar por delante de ellas. Si se entabla conversación con ellas, lo primero que debemos hacer es preguntarles por su salud.
En la parte norte de la ger está el pequeño altar familiar (shüügee). Nunca tenemos que darle la espalda, excepto al marcharnos, porque supondría una grave falta de respeto a los anfitriones. Tampoco debemos, bajo ninguna circunstancia, orientar los pies hacia ese lugar. Por ejemplo, si dormimos dentro de la ger, debemos acostarnos de forma que tengamos la cabeza en la dirección del altar y los pies hacia la puerta.
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